Diez pasos para mejorar el sueño de las niñas y niños en esta cuarentena

6 mayo, 2020

Esta cuarentena está teniendo algunos efectos en los pequeños de la casa. El insomnio es uno de ellos. Aunque no es una receta mágica, existen algunas mejoras que podemos hacer para que se sientan mejor y puedan dormir bien.

El fin de semana recibí el mensaje de mi prima: estaba preocupada por su hija, mi sobrina, quien está por cumplir 3 años. Mi padre, quien tiene contacto telefónico con ella, me facilitó la comunicación. Al parecer, lleva varios días despertándose por las noches hasta 10 veces. Y, además, lo hace llorando. Me preguntó, con toda la angustia que una madre puede sentir por su hija, qué podía hacer. Y es entendible: ¿qué madre o padre no se preocuparía profundamente si ve que su pequeña o pequeño parece tener algún tipo de sufrimiento? Al principio se me ocurrieron algunas breves interpretaciones sobre lo que podría estar pasando, pero nada que pudiese comprobar, porque no puedo evaluar a mi sobrina por código ético (es un familiar) y por la lejanía que nos impone el aislamiento social obligatorio. Pero algo es cierto para todos: ella parece estar sufriendo y es algo que podemos ver durante la noche.

¿Qué podría estar pasando?

Más allá de descifrar lo que no sabemos, como qué podría estar soñando o qué contenido está reprimido —esto solo lo sabremos en consulta—, pensemos en los elementos que sí conocemos. Hay dos grandes cambios y son las interrupciones durante el sueño y el llanto. Sabemos, entonces, que se trata de insomnio infantil, porque este trastorno no solo tiene que ver con no poder dormir, sino también con todo lo que altere el ciclo de sueño. Y sabemos, también, que hay emociones involucradas, que podrían ser tristeza, miedo, ira y otras más. Tal parece ser que son estas mismas emociones las que están causando el problema para dormir y, como se trata de un círculo, el insomnio las exacerba. En otras palabras, la angustia está creando el insomnio y el insomnio está empeorando la angustia.

Con estos datos, podemos trabajar un poco mejor: ya identificamos que hay dos frentes que trabajar para que ella se sienta mejor. Pero, ¿qué ocasiona estas emociones? La situación actual de cuarentena está afectando mucho a las niñas y a los niños por diversas razones: primero, es un cambio en su rutina; segundo, no pueden salir de casa; tercero, son muchas las personas que han dejado de ver; cuarto; son muchas las actividades que han dejado de hacer; quinto, aunque no lo veamos, hay una situación de ansiedad, temor e incertidumbre en el clima emocional, tanto de la sociedad como de las familias; y sexto, no saben lo que está pasando, porque no se les dice y porque aún no lo pueden comprender. Todos estos elementos generan dos grandes malestares:

  • Por sí solos, ya son capaces de crear emociones que sean muy difíciles de sobrellevar para las niñas y los niños.
  • Pero, también, intensifican aquellos problemas que se crearon antes de la cuarentena, pero que no fueron tratados.

Aunque suene curioso, es igual a todo lo que nos han dicho sobre el coronavirus: así como genera síntomas, como malestar, fatiga, dolor de garganta, fiebre y dificultades para respirar, estas dolencias empeoran si se tiene alguna enfermedad previa, como diabetes, asma o cardiopatías. En este caso, tenemos los síntomas (la tristeza, la ira y el temor) que se agravan por conflictos emocionales anteriores a la COVID-19 a causa de la cuarentena.

Siendo madre o padre, ¿cómo puedo ayudar a mi hija o hijo?

Como madres o padres, debemos entender que nuestros hijos pequeños aún no pueden expresar sus emociones a través del lenguaje. Lo harán, probablemente, por medio de conductas, «rabietas», llanto y algún otro síntoma. No lo hacen porque sean malcriados, sino porque aún no tienen mejores maneras. Es todo lo que pueden hacer

para decirnos que algo les está pasando. Así que seamos empáticos y no los juzguemos.

Para tratar de ayudar a mejorar la situación de mi sobrina pequeña pensé en algunos consejos que podría seguir mi prima. Así, diseñé un plan en diez pasos. Se los describo a continuación, no sin antes decirles que no es una receta mágica que funciona para todos de la misma forma, pero podría apoyarlos en esta difícil época.

  1. Mantener una rutina fija: como madres, padres o cuidadores, debemos intentar crear una rutina estable para nuestras hijas e hijos. Esta sensación de consistencia los va a sostener y contener en esta cuarentena.
  1. Mejorar los hábitos de sueño: ellos deben ir a dormir a la misma hora todos los días y, también, deben despertar a la misma hora. Además, deben evitar consumir alimentos y bebidas dos horas antes de ir a la cama.
  1. Usemos menos pantallas: las pantallas afectan nuestras emociones, nuestro sueño y nuestra atención. Si se trata de niños menores a 5 años, se sugiere que solo las usen por 1 hora en compañía de sus padres únicamente para ver contenido de calidad, como Plaza Sésamo, y realizar juegos didácticos.
  2. Sé que en este periodo cumplir esta estricta norma es muy difícil, así que tratemos de reducir el uso de pantallas lo más que podamos. Pero, si no podemos, concentrémonos en elegir buenos programas.
  3. Jugar con ellos: creo que es una de las actividades más importantes. Por esta vía, van a poner canalizar y expresar todas sus emociones, conflictos, fantasías y deseos. Pero hay que tener en cuenta algunos aspectos adicionales:Juguemos con empatía y prestemos atención: tratemos de reconocer de qué emoción están hablando nuestros hijos e hijas. Por ejemplo, se podría representar la ira en juegos de pelea o la tristeza por la pérdida de algo en juegos de muerte. No juzguemos estas emociones y dejemos que se expresen.Hablemos de las emociones: cada vez que podamos, nombremos las emociones del juego. Por ejemplo, podemos preguntarle a nuestros hijos e hijas cómo creen que se sienten los personajes y por qué creen que se sienten así. También, podemos reconocer cómo nos sentiríamos nosotros si fuéramos ellos.

    Resolvamos: podemos otorgarles «finales esperanzadores» a los juegos, no para negar la realidad, sino para brindar contención. Si dejamos que nuestros hijos e hijas desarrollen el juego a su ritmo y, cuando terminen, introducimos ese final, estamos apoyando; de lo contrario, si interrumpimos el juego y, de forma impulsiva, colocamos el desenlace, estamos tratando de evitar la realidad.

  1. Comuniquémonos: así como hablamos con nuestros hijos e hijas en el juego, hagámoslo durante el día. Esto puede otorgarles una sensación de seguridad y compañía.
  1. Seamos modelos: las madres y los padres siempre han sido los modelos de sus hijos e hijas. Entonces, asumamos el rol y cuidemos nuestro comportamiento. Mantengamos la calma, no hagamos comentarios alarmistas y abandonemos nuestros impulsos. Pensemos en esto: son como los presidentes del hogar. Si Martín Vizcarra saliera en televisión con mucha ansiedad y nos diera mensajes catastróficos, ¿cómo nos sentiríamos?
  1. Ver la calle es muy importante: sabemos que no podemos salir, pero sí podemos ver la calle a través de nuestras ventanas. Si tenemos la oportunidad de hacerlo en algún momento del día con nuestras hijas e hijos, aprovechémosla.
  1. Hacer arte: cualquier medio que les permita aplastar, amoldar, manchar, presionar, crear, enmendar, destruir y renovar es útil. Veámoslo así: todo esto que hacen con algún material les brinda la sensación de que cumplen con un deseo y resuelven algún conflicto. Por ejemplo, si construyen un edificio de plastilina, lo derrumban y lo vuelven a levantar, podrían estar proponiendo soluciones al conflicto que tienen con que «todo parece que está yendo muy mal». Como en el juego, los padres también pueden participar.
  1. Leer cuentos o ver películas: elijamos contenidos que nos narren una historia que se resuelve al final, de manera que brinde seguridad.
  1. Hacer videollamadas: nuestros hijos e hijas estaban acostumbrados a ver a algunas personas de la familia o amigos. Organicemos videollamadas o llamadas telefónicas con ellos. Incluso, aunque parezca que ellos no prestan atención, la sola voz los hará sentir mejor.

Si aplican estos consejos, sus hijos e hijas se sentirán mejor.

Fuente: Sebastián Velásquez  – RPP

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