Depresión en el embarazo: un problema silencioso del que poco se habla en pandemia

11 marzo, 2021

Alrededor del 33% de mujeres padece este trastorno durante o después de la gestación. El problema se ha hecho mucho más visible a raíz de la pandemia del COVID-19 y el confinamiento obligatorio. ¿Qué hacer? El psiquiatra Michael Kabar nos habla de algunas soluciones efectivas para cambiar esa realidad.

La depresión es una enfermedad que afecta la forma en que una persona piensa, actúa y siente. Se estima que un 15% de las mujeres experimenta síntomas depresivos en algún momento de sus vidas. Este número aumenta a un 33% entre las mujeres embarazadas.

En el imaginario social, el embarazo suele estar asociado a un estado de felicidad permanente. Sin embargo, aquello de la “dulce espera” no siempre ocurre en todos los casos. “El embarazo es una época de muchos cambios y retos para la futura madre. La adaptación a esa nueva realidad, además de los cambios físicos y emocionales que experimenta, son un caldo de cultivo para que aparezca la depresión”, explica el Dr. Michael Kabar, psiquiatra y director del Instituto de Neuroestimulación de Lima (INEL).

Para muchas mujeres, el embarazo y posterior nacimiento del bebé puede desencadenar sentimientos de tristeza, miedo, ansiedad y dificultad para tomar decisiones. Inclusive, algunas madres sienten deseos de hacerse daño luego de dar a luz.

“Esto se debe en gran parte a los desbalances hormonales propios de esta etapa, que pueden provocar alteraciones emocionales de toda índole. Vienen episodios de llanto, ansiedad y dificultad para dormir. La depresión posparto generalmente empieza dentro de los primeros dos o tres días después de dar a luz, y puede durar varios meses”, sostiene el experto.

La depresión posparto no es un defecto de carácter o una debilidad, como muchos pueden pensar. Se trata de un trastorno neuropsiquiátrico que requiere de ayuda profesional inmediata para poder superarlo. Lamentablemente, este tipo de problemas suele ser a menudo ignorado, lo que termina por silenciar a miles de mujeres embarazadas que luchan a diario contra esta enfermedad.

LOS BEBÉS TAMBIÉN SUFREN

La depresión perinatal (que se presenta durante el embarazo o después del parto) afecta no solo a las madres, sino también a los bebés. Un reciente estudio del Instituto de Psiquiatría y Neurología de la Universidad King’s College de Londres reveló que los hijos de las madres que tuvieron depresión eran más hiperactivos, lloraban más y producían cortisol en circunstancias que otros niños encaraban con normalidad.

De otro lado, se sabe que aquellas mamás con depresión son menos capaces de cuidarse a sí mismas, y mucho menos a sus hijos. Eso puede originar problemas emocionales y de desarrollo para los niños pequeños, inclusive trastornos en su sueño.

Para Michael Kabar, estos sentimientos negativos se han hecho mucho más visibles a raíz de la pandemia del COVID-19. En este periodo de crisis sanitaria y confinamiento obligatorio, muchas personas han venido experimentando sentimientos de tristeza, soledad, falta de atención, insomnio y otros síntomas ligados a la depresión.

El año pasado, investigadores del Brigham and Women’s Hospital en Boston (EE.UU.) estudiaron esta relación (depresión perinatal y pandemia) entre 1.100 mujeres embarazadas y en posparto. Encontraron que el 36% de mujeres tenían niveles significativos de depresión. Antes de la pandemia del COVID-19, las tasas de depresión perinatal eran de 15%.

Las mujeres embarazadas suelen estar excluidas de los primeros ensayos clínicos de nuevos medicamentos y vacunas. (GETTY IMAGES)

Sin duda, para las mujeres que sufren depresión perinatal, esta crisis ha resultado un verdadero calvario, aumentando sus niveles de ansiedad y angustia, y alterando los síntomas de su trastorno. “La incertidumbre que genera la pandemia ha jugado un papel muy importante en esta situación. Es importante que estas personas sean escuchadas y se sientan apoyadas por sus familiares y seres queridos”, acota el director del Instituto de Neuroestimulación de Lima (INEL).

SÍNTOMAS Y SOLUCIONES

¿Cómo reconocer a una gestante que sufre depresión? Los síntomas más comunes son la irritabilidad extrema o agitación; ansiedad; falta de energía; tristeza recurrente; desarreglos en los hábitos de sueño y alimentación; baja autoestima; llanto excesivo y sin control, además de sentimientos de culpa.

“Cuanto estos síntomas aparecen, se debe buscar ayuda profesional urgente para encontrar el tratamiento más conveniente. Si la persona ya conoce su diagnóstico, no debe descuidar su tratamiento o terapia. Hay actividades que podrían ayudar al depresivo a alejarse de los pensamientos negativos, como leer, estudiar o ponerse al día con temas pendientes. Inclusive, ya se han habilitado líneas de salud mental a propósito de la pandemia. Hay que recurrir a toda ayuda posible”, refiere Kabar.

Cabe indicar que el uso de psicofármacos (antidepresivos y otros) en pacientes embarazadas o en periodo de lactancia, podría resultar en algunos casos perjudicial tanto para el feto o el bebé recién nacido. En esos casos, se recomiendan alternativas como la Estimulación Magnética Transcraneal (EMT), un moderno dispositivo que mejora el estado de ánimo del paciente a través de impulsos magnéticos en la corteza cerebral.

Según la OMS, hasta el momento no hay evidencia de que las madres lactantes o sus bebés tengan un riesgo elevado de covid-19 grave. (GETTY IMAGES)

Gracias a este dispositivo, que fue aprobado para el tratamiento de la depresión el 2008 por la Food and Drug Administration (FDA) de EE.UU., el paciente logra superar todos los inconvenientes producidos por los efectos colaterales de los psicofármacos. En el Perú, la EMT ya se viene usando desde el 2010 con mucho éxito.

¿Cómo funciona? Este dispositivo genera impulsos magnéticos a fin de estimular la corteza prefrontal del cerebro, el área que controla nuestro estado de ánimo. Dicha estimulación, canalizada a través de un cabezal que se apoya sobre el cuero cabelludo, produce cambios electroquímicos, que a su vez ponen en marcha los cambios que elevan el estado de ánimo del paciente.

Las sesiones duran en promedio 30 minutos y permiten que el paciente continúe con sus actividades cotidianas, ya que la EMT se aplica de forma ambulatoria. “La EMT no produce efectos sistémicos corporales ni convulsiones o pérdida de conocimiento. Es totalmente indolora y no invasiva. Por ello, es una excelente alternativa para tratar diversos trastornos neuropsiquiáticos en gestantes y madres”, finaliza Kabar.

Fuente: El Comercio

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