El poder de las madres en la formación de niños felices y seguros
15 mayo, 2023
Hoy es el control de salud y vacuna de María -una bebé de cuatro meses- y aunque su mamá está un poco nerviosa sabe que es por su bien. La mamá de María intenta explicar a su bebé con palabras sencillas, lo que pasará cuando le coloquen la vacuna. María solo la mira y sonríe. En el consultorio, la enfermera le pide a la mamá que pueda distraer a la bebé durante la aplicación de la vacuna. Mientras la mamá le dice algunas palabras a la bebé, la mira a los ojos y le da caricias, ¡zas, la vacuna ya fue puesta! María entre confundida por el dolor del pinchazo y las caricias de su madre, solo sonríe, agitando los brazos.
Al leer el caso de María y su mamá, nos ponemos a pensar que esta última reacción puede darse gracias a ese vínculo que se va creando entre la madre y el niño, lo cual hace posible que los seres humanos logren esa seguridad y autonomía indispensable para poder llevar a cabo en su vida sus proyectos personales.
Desde el campo de la investigación, se ha demostrado que el vínculo madre-bebé, se forma desde el vientre y se proyecta y consolida en la etapa post natal. Este vínculo se expresa en formas tan sencillas como el cuidado de la salud de la gestante, la protección del niño por nacer, la proyección de cómo será y el futuro que quisiera para él o ella. Por otro lado, un dato curioso en esta etapa de gestación y que se proyecta hasta los dos primeros años del bebé, es que se produce una reestructuración del cerebro de la mujer, lo cual le permite adaptarse a esta nueva etapa, poder reconocer de mejor manera la necesidad del bebé y poder conectar emocionalmente con él, priorizando su bienestar.
El vínculo tan poderoso entre la madre y el niño como lo señala John Bowlby, psicoanalista inglés y autor de trabajos sobre la teoría del apego en la primera infancia, se logra desde la interacción cotidiana y continua, realizada de forma oportuna, consistente y con afecto, el cual proporciona al niño, consuelo, protección y la base segura que le permitirá poder explorar el mundo. Una práctica que conduce a esto es el momento de la lactancia materna, la cual tiene un efecto nutritivo en el bebé en todos los sentidos, ya que a través de ella recibe caricias, besos, abrazos y hasta un espacio de conversación a través de miradas y arrullos. Todo ello, es interacción pura, que se puede brindar desde las primeras horas de vida del bebé, creando un ambiente que va a influir en su seguridad, emociones, habilidades cognitivas, lingüísticas; entre otras.
Para que esto ocurra, se requiere que las madres desarrollen esa sensibilidad materna -que, si bien es cierto, hay una predisposición del cerebro para hacerlo, hay una necesidad de informarse y orientarse – el cual les permita percibir e interpretar acertadamente las demandas, señales y comunicaciones de su bebé y que pueda darse de forma dinámica y recíproca. Ello requiere que la madre esté disponible emocionalmente, a fin de que sea capaz de responder adecuadamente a las demandas del niño.
Desde la evaluación Continua de Impacto de la COVID-19 (ECIC-19) en su ronda nacional, nos muestra indicadores alarmantes al respecto; encontrando que 3 de 10 madres tiene dificultades para afrontar la tarea parental y no tiene un adecuado soporte para hacerlo; 8 de 10 tienen indicadores de ansiedad y 2 de cada 10 tienen indicadores de depresión. Estos resultados nos llevan a preguntarnos ¿qué sucede si la madre no está disponible emocionalmente? Un estudio acerca de la importancia de factores emocionales, ambientales y sociales en la gestación, indica que hay una influencia del estado mental materno en el desarrollo físico y mental de los niños, por lo tanto, el estado emocional de la madre es decisivo para la formación del vínculo madre-niño desde la etapa de gestación hasta los primeros años de vida.
El poder de las madres para tener niños felices y seguros es fundamental; ya que su comportamiento y sensibilidad, proporcionarán la base en la crianza, animándolos a acercarse y mantener la interacción con sus hijos, favoreciendo el desarrollo de relaciones seguras y promoviendo una buena calidad de vida a lo largo de los años.