Salud emocional de padres y cuidadores de niños pequeños en el Perú

10 marzo, 2022
  • Los resultados de la Séptima Ronda ECIC-19 revelaron la situación que viven las familias de niños y niñas menores de 6 años en el Perú; en esta edición se recogieron datos a nivel nacional.

La salud emocional de adultos y niños ha sido fuertemente impactada por el confinamiento y otras situaciones originadas a causa de la pandemia por Covid-19, contextos como el cierre de escuelas y la interrupción de servicios esenciales aún no se han restablecido del todo en el tercer año de emergencia sanitaria.

La Evaluación Continua del Impacto de la Covid-19, proyecto de la Fundación Baltazar y Nicolás, Copera Infancia y la Pontificia Universidad Católica del Perú, inició en el año 2020; desde entonces, se ha generado evidencia de la afectación que han sufrido las dinámicas del hogar.

En la última edición, por primera vez y como consecuencia de un arduo trabajo con las autoridades regionales, se pudo recabar información en todo el Perú. Los datos arrojados con respecto a la salud emocional de las madres, padres y cuidadores  fueron los siguientes:

  • El 44.66% de cuidadores se mostró muy preocupado por el aprendizaje de sus niños y niñas, siendo Cajamarca la región con la crifra más alta (50.4%); y el 46.7% manifestó preocupación por el comportamiento de los menores. Aunque la educación semipresencial inició en el año 2021 en algunas zonas rurales del país, el resto de los estudiantes tuvo que continuar con su educación a través de la virtualidad, privándose de las interacciones sociales y perdiendo oportunidades para desarrollar habilidades blandas.
  • El 20% de los cuidadores presentó uno o dos indicadores de depresión, siendo Ayacucho la región con la cifra más alta (80%); mientras que el 23.9% indicó sentirse estresado en muchas ocasiones. Debido al distanciamiento social, las actividades recreacionales se limitaron y con ellas las redes de apoyo entre madres y padres de familia; esto, sumado a las responsabilidades de la crianza, elevó los índices de malestar emocional en el país.
  • El 80% de cuidadores presentó uno o dos indicadores de ansiedad, siendo la región con la cifra más alta Apurímac (90%); mientras que el 86.1% presentó ansiedad, depresión o estrés. Aunque se ha normalizado la presencia del estrés en la vida diaria, cuando relacionamos este indicador con la crianza infantil, se convierte en un fuerte causal del incremento de respuestas violentas y/o poco sensibles frente al desarrollo infantil.

Estas cifras, ponen en evidencia que lo que se viene haciendo es insuficiente y que hay una necesidad de priorizar acciones de salud pública en torno a la salud mental de niñas, niños y sus familias. El retorno a clases es una buena estrategia para unir esfuerzos a fin de mejorar.

Ahora que se han retirado muchas de las restricciones sociales, es cuando el Gobierno Nacional, a través de los Gobiernos Regionales, locales y con la ayuda de la empresa privada, colegios profesionales, medios de comunicación y sociedad civil debe intervenir para mitigar los efectos socio-emocionales en la vida de las personas.

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