Los bebés son altruistas: un experimento concluye que la caridad nace en la cuna

19 marzo, 2020

Los investigadores descubrieron que los niños, incluso con hambre, le daban lo que tenían a un extraño que lo necesitaba.

Caramelos, chuches, chocolate…, sabemos el furor que sienten los niños por todo el despliegue de colorido que desprenden las gominolas. El sabor, la textura, pero, sobre todo, las grandes dosis de azúcar son lo que hacen que se vuelvan literalmente locos. Por supuesto, esto también lo experimentan por muchos alimentos. Y es que, la ayuda altruista, el acto de regalar algo deseable, incluso, suponiendo un coste para uno mismo, tal vez se evidencia mucho más cuando se trata de alimentos. Además, los adultos, a menudo, respondemos, por norma general, a las personas hambrientas, ya sea a través de ONG, bancos de alimentos etcétera. Pero, ¿qué pasa con los niños?, ¿cuándo y cómo les surge ese espíritu de dar?

Una nueva investigación, denominada Altruistic food sharing behavior by human infants after a hunger manipulation [Comportamiento de reparto de alimento altruista por parte de la infancia tras estar hambriento, por su traducción al español] y realizada por el Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington, o (I-LABS), ha concluido que el altruismo podría comenzar en la primera infancia. En la muestra, compuesta por más de 100 bebés de 19 meses, los investigadores descubrieron que los niños, incluso con hambre, le daban lo que tenían a un extraño que lo necesitaba.

“Creemos que es importante estudiar el altruismo porque es uno de los aspectos más distintivos del ser humano. Es una parte importante del tejido moral de la sociedad”, explica Rodolfo Cortes Barragán, investigador posdoctoral en I-LABS y autor principal del estudio. “Los adultos nos ayudamos mutuamente cuando vemos a otro necesitado, y hacemos esto, incluso, si supone un coste para uno mismo. Así que probamos la raíz de esto en los bebés”, continúa.

Los investigadores de I-LABS querían atestar si los pequeños podían actuar más allá del interés propio cuando se enfrentaban a una de las necesidades biológicas más fundamentales: la alimentación. Eligieron frutas aptas para niños, como plátanos, fresas y uvas, y establecieron una interacción entre el niño y el experto. ¿El objetivo? Determinar si el niño, sin ningún ánimo, instrucción verbal o refuerzo, daría espontáneamente un alimento atractivo a una persona desconocida, y así fue.

Cómo las primeras interacciones sociales también dan forma al altruismo

Más allá de la ciencia, lo cierto es que, desde el punto de vista psicológico, también resulta interesante analizar cómo podemos desarrollar en mayor o menor medida el altruismo en los niños. El estudio publicado en la American Psycological Association (APA), titulado Altruistic behavior and the parent-child relationship [Comportamiento altruista en la relación padres e hijos, por su traducción al español] probó la hipótesis de que el comportamiento altruista se relaciona directamente y de manera positiva con tener padres que son altruistas. De esta forma, descubrieron cómo los valores de los niños están relacionados profundamente con los valores altruistas de los padres, el afecto, la caridad y el uso de la disciplina centrada en el niño por parte de las madres. En los resultados encontraron cómo los menores altruistas tienen al menos un padre (generalmente del mismo sexo) que comunica valores altruistas, y que sirve como modelo, y uno que usa la disciplina centrada en el niño (generalmente el sexo opuesto), y de cómo el afecto parece influir solo en la díada madre-hijo.

Por su parte, la psicóloga Andrea García Cerdán, de la Asociación Nacional de Psicólogos en Acción (ANPA), explica algunas pautas para lograr que los niños se eduquen en un entorno altruista, generoso y más humano.

  1. “Predicar con el ejemplo, ser generoso y animar a tu hijo a serlo también es lo primero, pero también debes explicarle por qué lo haces para que lo entienda y lo procese mejor”, explica la experta.
  2. “Pero no podemos obligarles en ningún caso a dar o ayudar a los demás. Simplemente podemos reforzar a los niños cuando también por ellos mismos sean generosos y felicitarles, pero no por ello darles un premio material o del tipo que sea”, continúa.
  3. “Tener, además, una relación cálida, afectuosa y de complicidad con tu hijo ayuda mucho en estos casos”, concluye.

Fuente: El País

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